Beber té no solo es una de las prácticas herbales más antiguas de la historia, con más de 4.000 años de historia, sino que es aún hoy una de las tradiciones más importantes en China.
Se trata de una ceremonia –que se hace en las llamadas casas de té– en la que se pactan negocios, se presentan espectáculos artísticos o se discuten acuerdos políticos o sociales. Su práctica se interrumpió durante la Revolución Cultural, cuando fue considerada una actividad ociosa e improductiva.
No obstante, al finalizar ese movimiento, en 1976, las casas de té se reabrieron y han comenzado a recuperar su esplendor inicial.
En Pekín, cerca de la Plaza Tiananmen, en pleno centro de la ciudad, hay unas 800 de estas casas. Una de ellas, elegida al azar, es un local de no más de 200 metros cuadrados, dividida en 19 pequeños cuartos con paredes de madera con finos tabiques de bambú.
Los protocolos
En cada cuarto hay una especialista de la ceremonia del té. Daisy, una chica de no más de 18 años, tímida y de figura pequeña, es la encargada de revelar los encantos de la bebida.
“El té debe cuidarse porque tiene alma”, dice, dando inicio a la ceremonia. Tiene una sonrisa discreta que no abandonará durante toda el proceso.
La del té es una ceremonia que se rige por normas codificadas, establecidas a través de los años. Cada té tiene su propia tetera, pues el olor se impregna en el barro de forma permanente y cada tipo de té tiene su propio vaso –largos para el rojo, pandos para el verde, de vidrio para los florales– para potenciar su sabor y aroma.
Daisy lava las teteras y los pequeños vasos con agua muy caliente y, para no quemarse, usa unas pinzas de bambú de forma ágil y solemne.
Las llena de agua y las purifica con el vapor que se desprende. Mientras se secan, empuja de un recipiente unas hojas de té hacia la tetera con una pala de bambú. Entonces vierte un poco de agua caliente –solo un poco– en la tetera hasta que las hojas se hinchan y de ellas brota un color fuerte que se difumina lentamente. En ese momento, agrega el resto del agua. Cuando las hojas han desprendido toda su esencia, sirve una primera copa que tira. “Esta no debe beberse por su fuerte sabor”, dice. Luego vierte el té en las copas –siempre con la mano derecha como indica el protocolo femenino del té– llenando solamente hasta la mitad, ya que en China se cree que el resto de la taza se completa con la amistad y el cariño.
El agua que se usa debe también seguir unas reglas: el té verde, por ejemplo, debe ser preparado con agua, preferiblemente filtrada de cloro y fluoruro, a una temperatura de 75 ºC y 85 ºC. Si el agua está más caliente o con impurezas, podría afectar radicalmente el sabor.
El protocolo se extiende a su vez a quien bebe: tres sorbos es la medida correcta para extender cortesía a quien lo sirve.
Las mujeres deben tapar su boca con el índice y el dedo del medio, y deben beberlo con la mano derecha. Los hombres, por su parte, pueden hacerlo de forma visible y con la izquierda. Una vez terminada la primera taza, Daisy se apresura a llenar de nuevo las copas. Y durante toda la ceremonia irá llenando la tetera constantemente, ya que el té es infinito y como si fuera una llama que debe mantenerse siempre. Quien no quiera seguir bebiendo té, el mejor consejo es dejar la tetera a medio llenar.
Lo clave de la ceremonia
Las teteras
Las altas son apropiadas para el té negro, mientras que las bajas lo son para el té verde. Las teteras más usadas son de arcilla y porcelana. Las de vidrio son para tés florales.
Las Tazas
Hay diferentes tipos de tazas para cada tipo de té. El té negro se bebe en tazas más finas y alargadas, mientras que el té verde en tazas más abiertas y bajas.
La Mesa de Ceremonia
En chino se llama ‘chi’ y sirve para escurrir el agua que se echa por encima de la tetera para calentarla, para descartar restos de té, y para limpiar las copas.
Las Cucharas y Pinzas
Estas son primordiales en la ceremonia. Se utilizan básicamente para manipular las hojas de té y están hechas de bambú o de madera.
Agua Lluvia
Importante para obtener una infusión de buena calidad. La tradición dicta que la mejor es la de lluvia o nieve. La temperatura debe estar entre 70 y 80 grados.
Experiencia
Una ‘joya’ llamada té rojo o Pu’Er
Este té proviene de la misma planta del verde, la ‘Camella sinensis’, y adquiere sus características después de un proceso de maduración en el que sus grandes hojas son comprimidas y almacenadas en cavernas durante mucho tiempo, pudiendo incluso llegar a los 60 años. “Es necesario consumir la bebida lentamente, dejando el tiempo entre copa y copa para obtener la tranquilidad y que se transforme en una experiencia renovadora”, dice Daisy.
Los precios de una ceremonia como esta pueden variar mucho dependiendo del té que se tome. Un té verde común puede comprarse por 100 RMB (unos 16 dólares) los 100 gramos. El té Pu’Er de Yunnan se presenta en galletas duras y cada una, de unos 226 gramos, puede costar alrededor de 3000 RMB (cerca de 480 dólares). La ceremonia en sí es gratuita, simplemente hay que pagar el té.
GUILLERMO BRAVO
Especial para EL TIEMPO